Dislocación

Cuando pienso en una situación en que sentí las fuerzas de dislocación cultural personal, recordé los días que pasaba en Marrakech, Marruecos hace unos meses. Al momento que entré en un país islámico por primera vez, pensé en las cosas que aprendemos como ciudadanos de los EEUU. Nuestra exposición a las sociedades islámicas viene en forma de experiencias indirectas como las noticias o literatura. Mi sentido de dislocación tuvo base en el hecho de que no he hecho mi tarea – no sabía nada en realidad de la cultura, políticas, economía, o construcciones sociales del país. Creo que mi experiencia relaciona con el artículo de Nusbaum en que ella expone que debemos ser cosmopolitanos (o crear formas de educación cosmopolitano) y observar las moralidades que nos juntan como humanos. En Marruecos, no entendí las opresiones, los conflictos, o problemas (también alegrías y celebraciones) que encuentran los Marroquíes en la vida diaria. Fracasé en comprender la comunidad moral que me une con los islámicos; en cambio enfoque en las cosas que nos diferencian. Si, sentí deslocalizado porque estaba un caucásico en Marruecos, pero también sentí una dislocación más profundo porque me encontré en un país en que no reconocí los detalles sobre la estructura de su sociedad.