Todas las almas

Al leer la última página de Todas las almas, pensé en la capacidad de Marías exponer la vida diaria en una manera tan diferente como nos importa la vida del narrador. De una manera, Marías nos ha mostrado como las cositas que infiltran la vida cotidiana demanden más atención y más pensamiento que las damos. Para mí, un aspecto temático que me resulta interesente es la amistad entre el narrador y Cromer-Blake porque la realidad es que es casi imposible ser muy amigo con Cromer-Blake porque él es presuntuoso y engreído que no le importan los asuntos de otra gente. Luego, cuando aprendemos que Cromer-Blake es homosexual secreto, me di cuenta de que si él no puede vivir mostrando la verdad, como se puede dar consejo a otras personas, específicamente, el narrador? Cada vez que los amigos se encuentren en conversación, es claro que Cromer-Blake controla la situación y apenas vemos que el narrador reciba la atención que le merece. De todas formas, los dos años en Oxford pasaban con tanto tiempo solitario para el narrador porque su mejor amigo no era la manifestación, para mi ni para alguien, de un mejor amigo.

La escena más memorable o la que he disfrutado muchísimo está en el primer capítulo cuando el narrador nos presenta a su portero, Will. Me fascina la idea de ser persona diferente con cada día. Will representa libertad absoluta porque él no siente las limites de sociedad que sientan los demás. Aunque su actitud no viene de su elección, la continuidad y seguridad que lleva su personaje me hace pensar en humor inocente y ingenuo. Cada vez que regresa a casa nuestro narrador, él tiene el placer encontrarse con Will. Supongo que Will es un buen ejemplo de lo que me ha gustado de la obra en total – como Marías ha tomado una vida – aburrida, despacio, y calma – y creado algo espontánea y especial.